Que las trufas frescas son un verdadero manjar es una evidencia incontestable, pero desgraciadamente no están disponibles todo el año. Además, dependiendo de la especie se recolectan en diferentes estaciones, por eso es que hoy hablaremos de las trufas congeladas, una forma de saborear esta delicia en cualquier momento del año.
Los negocios dedicados a la hostelería deben ser muy cuidadosos con los productos con que trabajan para ofrecer siempre alimentos de la mejor calidad, pero también deben tener un estricto control del stock para disponer de todo lo necesario para la elaboración de los platos de sus cartas.
Es por ello que una buena alternativa para ofrecer a sus clientes elaboraciones que incluyan como ingrediente estrella la trufa es disponer de ejemplares de trufa congelada.
En los últimos tiempos, la venta de trufas congeladas se está generalizando con el fin de ponerla a disposición de los consumidores todos los días del año con la garantía de un congelado inmediato y la máxima calidad.
Nosotros sin ir más lejos la ofrecemos en paquetes de medio y un kilo, lo que asegura su disponibilidad en cualquier cocina profesional manteniendo una alta calidad, aroma, sabor y precios adaptados. Contáctanos y te informaremos.
Sí, la trufa se puede congelar
No hay contraindicaciones para la congelación de la trufa. Este método específico de conservación se puede utilizar para conservar las trufas durante un período máximo de un par de años.
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Usar trufa congelada en hostelería
La trufa negra de invierno (Tuber melanosporum) es un ingrediente precioso que se usa en la cocina para dar sabor a una gran variedad de platos. Una pequeña cantidad de este diamante negro aportará sabor y aroma suficiente como para que la combinación de elementos del plato se más sabrosa.
A la postre, no es posible disfrutar de este preciado manjar en cualquier momento del año, por lo que el formato recomendable para disponer de trufa negra durante todo el año en hostelería es adquirirla congelada.
La trufa fresca, completamente limpia y preparada para su consumo, tiene indudablemente, más matices que la congelada, pero no por ello la trufa congelada deja de presentar matices en textura, sabor y olor que no dejarán indiferentes a los comensales.
Obviamente, en una comparativa entre ambas, la trufa negra fresca ganaría a la trufa negra congelada para según qué platos, pero la segunda tiene la ventaja de que no es sensible a las temporadas y además puede usarse integrada en las elaboraciones sin apenas diferencia entre ambas.
La trufa congelada habrá dejado por el camino alguna de sus propiedades, como la textura firme, pero seguirá siendo útil para su uso gastronómico.
Ideal para el acompañamiento mediante ralladura con la pasta y la pizza; en lágrimas para dar un exquisito toque de sabor a cremas calientes; como ingrediente de tortillas o para dar sabor y aroma a mantequillas, cremas o aceites, la trufa negra congelada seguirá siendo una exquisitez en la cocina.
La lista de recetas es infinita y similar a la de la trufa negra fresca. Su potencial, en este caso, radica en la perdurabilidad. La trufa negra congelada nos permite disponer de este producto durante más tiempo siempre sabiendo que perdemos de algunos de sus matices.
¿Cuáles son las mejores trufas congeladas?
Todas las trufas se pueden congelar, pero unos métodos son más adecuados que otros y es importante el punto de madurez en el que congelamos el producto. Es por esto que lo mejor es comprar trufa negra congelada para profesionales de hostelería. A continuación, os explicamos por qué.
La Tuber melanosporum, la trufa negra de invierno, aguanta bien las bajas temperaturas. En obradores como el de Manjares de la Tierra la trabajamos en campaña (de noviembre a marzo) para sacarle su máximo partido y preparamos los stocks de trufa congelada en distintos formatos: trufa pequeña de menos de 20 gramos, trocitos de trufa que serán económicos para las elaboraciones, peladuras de trufa para el machacado en salsas, etc. Ofrecemos a los profesionales de la hostelería y restauración el asesoramiento que necesiten para sacarle la máxima rentabilidad a sus platos, gracias a la elección de categorías de trufa congelada, según precio, que mejor se adapten a los platos de sus cartas.
La trufa negra de verano es quizá la mejor variedad para su conservación mediante congelación. No solo por el precio promedio más bajo que las otras especies de trufa y por la disponibilidad estaciona sino porque la Tuber aestivum es una variedad de trufa muy resistente, con aromas que aguantan bien los choques de temperatura.
Características de las trufas para restaurante
La trufa negra congelada preparada para hostelería está pensada para satisfacer las necesidades de cualquier cocinero. Nuestros productos para hostelería tienen un embalaje y un formato diseñados específicamente para las necesidades de los profesionales.
Se pueden utilizar en crudo o cocinadas siendo un soporte válido para la preparación de platos complejos o combinados con otros ingredientes de acuerdo con la imaginación del cocinero.
Comprar trufa negra congelada para profesionales de hostelería permite utilizar en cualquier época del año una delicatessen de Sarrión para la preparación de aperitivos, primeros platos, rellenos de pasta, segundos platos con trufas y postres. Un producto 100% turolense seleccionado artesanalmente para mantener una línea inconfundible de sabor y fragancia.
Recomendaciones culinarias para hostelería
Nuestra trufa negra congelada ya está limpia. No es conveniente que el producto se descongele por completo, siendo aconsejable trabajarlo cuando aún está semicongelado (es decir, cuando la ralladura comience a ablandarse, pero el interior de la trufa todavía esté duro).
Trufi-consejo: Preparar una excelente salsa base de aceite y trufa congelada es muy sencillo. Basta con saltear un poco de ajo en AOVE, añadir una pizca de sal y pimienta y rallar un poco de trufa negra congelada mezclándola en la elaboración cuando se encuentre tibia.
